lunes, 23 de junio de 2014
La importante tarea de los Bomberos Voluntarios
El pasado 2 de junio se celebró un nuevo Día del Bombero Voluntario al cumplirse el 130 aniversario de la fundación de la institución. Los festejos se dieron en diversos puntos del país y el cuartel del barrio de La Boca, uno de los más reconocidos, vivió una jornada especial.
“El día comenzó a las 0 horas del 2 de junio con el toque de sirena que caracteriza a nuestros cuarteles, que es la forma de convocatoria del personal. Hubo un brindis sin alcohol porque estábamos de servicio y vinieron los vecinos y los medios. Ya en la mañana, a las 8, hubo un acto principal con toque de sirena a nivel nacional. Todos los cuarteles tocaron un minuto de sirena en reconocimiento al día y a los caídos en servicio en estos 130 años. Se hizo la formación del cuerpo activo, el izado de la bandera y se cantó el himno nacional”, relató Santiago Markin, quinto oficial de los Bomberos Voluntarios de La Boca.
El éxito del programa de reciclaje de la Fundación Garrahan
“Fue una jornada de mucha satisfacción. Estuvimos desde las 10 hasta las 16 recibiendo papeles. La idea era hacer una buena acción y mostrársela al barrio. En realidad, es lo que hacemos todos los días, pero esta vez trasladamos nuestra logística a la plaza Vuelta de Obligado, frente a Casa Garahan, y celebramos todos juntos el día mundial del medio ambiente”, contó Patricia Gavilán, coordinadora del programa de reciclaje de la entidad.
viernes, 20 de junio de 2014
Cuando los cuentos son el mejor “remedio”contra el dolor de los chicos
Un grupo de voluntarios cuenta historias a los pacientes del hospital Pedro de ElizaldeSe llaman los “Casa Cuna Cuenteros” y visitan a diario la sala de oncología, para animar a los que están en tratamiento.
A veces no hace falta más que un cuento para que la vida se vea de otro color. Hay un grupo de mujeres y hombres que lo sabe y por eso una vez a la semana en el Hospital de Niños “Pedro de Elizalde” (ex Casa Cuna) consiguen cambiar con sus lecturas, sus bailes y sus canciones, una mirada triste, por una feliz.
La Sala de Oncología –renombrada como Sala Esperanza– de la Fundación Flexer recibe todos los días decenas de chicos que esperan ser atendidos por distintas enfermedades. Allí deben esperar durante horas, mientras juegan con una pelota, arman un rompecabezas o se disfrazan de princesas. Pero hay un momento en el que todo se transforma.
A veces no hace falta más que un cuento para que la vida se vea de otro color. Hay un grupo de mujeres y hombres que lo sabe y por eso una vez a la semana en el Hospital de Niños “Pedro de Elizalde” (ex Casa Cuna) consiguen cambiar con sus lecturas, sus bailes y sus canciones, una mirada triste, por una feliz.
La Sala de Oncología –renombrada como Sala Esperanza– de la Fundación Flexer recibe todos los días decenas de chicos que esperan ser atendidos por distintas enfermedades. Allí deben esperar durante horas, mientras juegan con una pelota, arman un rompecabezas o se disfrazan de princesas. Pero hay un momento en el que todo se transforma.
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