¿Hay menos voluntarios en la Argentina? Según una encuesta de la consultora TNS, el número de voluntarios en el país (13%) es el más bajo desde 1997, pero para los especialistas, el voluntariado tradicional está mutando hacia nuevas formas de participación.
Según la última encuesta sobre voluntariado de la consultora TNS hubo un descenso tanto en las personas que participan en tareas voluntarias como en las que realizan donaciones a organizaciones sociales. Las cifras son las más bajas registradas desde que se realiza esta medición, en 1997, y distan mucho del pico de 32% de participación que se dio en 2002 con la crisis económica y social que atravesó el país.
"El voluntariado tradicional está cambiando hacia algo menos formal, pero yo no veo que haya menos participación de la gente", afirma Juan Carr. Para el fundador de la Red Solidaria, el fenómeno sobrepasa al voluntariado y hay que hablar de cultura solidaria, que cree que está en continuo crecimiento. "En los últimos cuatro años se duplicó la cantidad de donantes de sangre llegando a su récord máximo. Y lo mismo pasa con la donación de órganos. La participación sigue explotando", afirma con optimismo.
Sin embargo, el estudio de TNS, que fue realizado en enero de este año a 1012 personas de todo el país, muestra que sólo uno de cada 10 argentinos realizó tareas voluntarias durante 2013. Contrariamente a la percepción de que el voluntariado es cosa de mujeres, no hay diferencias en cuanto a género, pero las disparidades se presentan al evaluar la educación, el nivel socioeconómico, las edades y los lugares de residencia de los voluntarios.
El relevamiento muestra que la tendencia a ser voluntario aumenta a mayor educación (25% son universitarios), en los adultos de 35 a 64 años (18%), en los sectores socioeconómicos altos, y entre quienes viven en el Gran Buenos Aires y el interior, que duplican a los de Capital Federal.
"Esta encuesta es la única que mide el voluntariado, pero además de ser temporal creo que sería muy interesante hacerlo por temáticas", afirma Oscar García, director de la licenciatura en Organización y Dirección Institucional de la Universidad de San Martín, que acuerda con Carr en que "hay un viraje hacia nuevas formas de voluntariado que no son las tradicionales que conocemos".
"Hoy tenemos un voluntariado quizá más puntual, pero eso no quiere decir que la gente participe menos", insiste Carr, que ejemplifica: "Cuando se pierde una persona y ponemos su foto en las redes sociales, inmediatamente miles de personas lo replican y ese acto, que lleva pocos segundos, quizá no califica como voluntariado, pero también es participación y es muy útil. Otro ejemplo fueron las inundaciones del año último en La Plata: 3.200.000 personas fueron a hacer cola para donar alimentos y abrigo, y ayudar a los inundados. Si los pusiéramos en una fila imaginaria llegarían desde La Plata hasta Córdoba".
Para los especialistas, esas inundaciones sirvieron para profesionalizar la tarea de los voluntarios de catástrofes, pero también mostraron otra manera de involucrarse y contribuir con la comunidad: los jóvenes militantes políticos. "No es lo mismo, pero militancia y voluntariado no son fenómenos excluyentes", afirma García, que ve allí un resurgimiento y destaca que, aunque tengan una finalidad política, contribuyen y ayudan en los barrios necesitados y en las emergencias.
En el mismo sentido, Juan Carr agrega: "Yo esperaba que luego de la explosión de solidaridad que hubo con la crisis de 2002 salieran nuevos referentes políticos para transformar la realidad, pero eso no pasó. Ahora vemos a los jóvenes de los partidos políticos trabajando en los barrios, y eso es positivo porque la solidaridad ayuda, pero no es la que transforma la sociedad. La solidaridad es un camino hasta que llega la justicia y la política, que son las que pueden cambiar las cosas en serio".
Nuevas maneras de motivar
En las ONG el panorama frente al voluntariado es dispar. Mientras algunas encuentran difícil mantener el compromiso de sus voluntarios, en otras la realidad es diametralmente opuesta. "El problema no es que la gente no quiera colaborar, hay que buscar nuevas maneras de motivar. Nosotros sumamos 10 personas a nuestro plantel estable en el último verano y hoy tenemos gente que quiere sumarse, pero no tenemos tareas para darles", explica Gonzalo Rinaldi, director de 1 Minuto de Vos, que actualmente trabaja en la campaña Tu cuadradito
abriga para armar frazadas para el invierno. 1 Minuto de Vos tiene un plantel estable de voluntarios reducido, pero cada vez suma más gente que colabora con ellos en sus campañas. "Nosotros creemos en el nuevo paradigma de la solidaridad que promueve la Red Solidaria. Por eso invitamos a la gente a juntarse, a compartir un momento alegre, a tejer y a tomar mate, porque la solidaridad es un proyecto colectivo. Lo que queremos transmitir es que nos hace felices y nos llena de alegría juntarnos para ayudar", afirma Rinaldi.
La organización, que comenzó sola la campaña contra el frío en 2013, este año sumó otras 11 organizaciones de todo el país y realizaron tres encuentros simultáneos en Buenos Aires, Rosario y Chacabuco, donde cientos de personas se juntaron a tejer y armar las frazadas.
Las ganas de ser voluntario
Al consultar entre los voluntarios acerca de la frecuencia de su tarea, el estudio de TNS sostiene que cuatro de cada 10 (39%) lo hace semanalmente, mientras que el 37% participa ocasionalmente, al menos una vez por mes.
Karina Boschini tiene 44 años y en 2010 comenzó a participar semanalmente de los recorridos por el frío que organizaba la Red Solidaria para darle un plato de sopa caliente a la gente que dormía en la calle. "Tenía ganas de hacer algo para los demás y me puse a buscar opciones en Internet", relata, pero como luego del invierno la actividad no continuaba comenzó a buscar alternativas.
Boschini trabaja en un estudio contable y en 1 Minuto de Vos integra el área que se ocupa de gestionar los recursos y las donaciones que reciben. "Cuando escucha la música y ve el clima de fiesta a la gente le llama la atención, se acerca y se engancha con nosotros. Ayudar no tiene que ser triste. Además, como no pedimos plata, si no un poco de tiempo, útiles escolares o alimentos, la gente rápidamente confía en nosotros", prosigue.
Un caso similar fue el del arquitecto Miguel Florio con la Fundación Sagrada Familia. "Me sumé hace siete años luego de ver un aviso en la revista del Colegio de Arquitectos donde pedían voluntarios para los programas de mejoramiento de vivienda", recuerda, y hoy además integra el consejo directivo de la entidad.
Tanto Boschini como Florio resaltan que mucha gente tiene ganas de ayudar, pero no sabe cómo. El estudio de TNS se refirió también al interés en participar que expresaron quienes no son voluntarios: el 31% respondió afirmativamente, cifra que duplica la proporción de argentinos que en la actualidad realizan tareas voluntarias.
"Cuando la gente se entera que soy voluntaria, enseguida me pregunta cómo pueden hacer donaciones o participar porque no saben adónde pueden ir o qué pueden hacer. El desconocimiento y el no animarse son los principales obstáculos para colaborar", sostiene Boschini.
Florio también cree que hay dos instancias complicadas: primero involucrarse y luego, la permanencia. "Te tiene que gustar porque es un trabajo de hormiga, en el que los resultados se ven después de mucho tiempo. Pero vale la pena", sostiene y agrega: "Muchos creen que con ir tres veces a un barrio necesitado van a resolver los problemas habitacionales y no es así. Quizás en un año logramos erradicar la humedad de una casa, lo que puede desmotivar a un voluntario porque tardamos mucho, pero para los beneficiarios significa que sus hijos no se enfermen más y es muy importante. Esa es la dimensión que hay que ver".
Para García, que aboga por un Plan Nacional de Voluntariado, que siente las bases mínimas para impulsar la participación como una política de Estado, hay que apelar a la gente que no participa. "Más que preguntarle a la gente por qué es voluntaria, tenemos que preguntarle por qué no lo es. Así tendríamos muchas respuestas para poder armar mejores estrategias de captación", argumenta.
Donaciones a ONG
Otro punto que midió la encuesta de TNS fueron las donaciones y el resultado que obtuvieron fue que en 2013, 2 de cada 10 argentinos realizaron aportes monetarios a organizaciones de la sociedad civil. Los que más donan son los adultos de 35 a 49 años (29%), los de mayor nivel educativo (32%) y socioeconómico (39%). En este caso, también los porcentajes crecen en el interior.
Desde Aedros, la organización que agrupa a los recaudadores de fondos, también ven esta baja tanto en las donaciones como en los voluntarios. "Varios de nuestros miembros coinciden: hay poco compromiso de los voluntarios sostenido en el tiempo. Y encuentran respuesta en un voluntariado más esporádico, de pedidos concretos para colaborar en un evento de recaudación o con una acción puntual", explica Mariela Becker, directora ejecutiva de la entidad.
Según TNS, un 28% estaría dispuesto a donar dinero a una entidad, pero al igual que en el voluntariado, la reticencia es mayor: 62%. Desde Aedros creen que a ellos hay que apuntar para "trabajar mucho en la concientización y lograr un cambio de paradigma".
Según Becker, "los argentinos hemos probado ser solidarios, pero usualmente nos movilizamos con donaciones de alimentos, ropa u otros productos de manera aislada o reaccionando frente a emergencias o catástrofes. Si bien estas donaciones son necesarias, no son suficientes para garantizar que las organizaciones de la sociedad civil puedan cumplir con su misión de manera eficaz y eficiente".
Por eso, Aedros lanzó en 2013 junto con la Fundación Noble la campaña Donar ayuda para promover la ayuda regular con dinero a las ONG. "Causas como la salud, la niñez, la pobreza o la educación son las más convocantes, pero también hay entre nuestros socios representantes de ONG de causas remotas con sorprendente cantidad de donantes", explica Becker con datos de un informe de Poliarquía, que determinó que en 2013 una de cada 10 personas donó dinero de manera regular a una ONG en el país.
"Yo veo una sociedad cada vez más comprometida con la construcción de un país más justo", afirma Rinaldi, que al igual que Juan Carr hace hincapié en buscar nuevas formas de generar compromiso. "Acercarse a una capilla del barrio a colaborar, con un partido político, con una ONG, retuitear y publicar en Facebook, todo genera compromiso y sirve para llegar a nuestras metas: necesitamos que todos sean donantes de órganos, de sangre, que no haya más chicos con hambre ni frío", prosigue Carr.
Para García, las cifras -hoy distantes del pico de participación de 2002 y 2003- no deben desalentar, sino todo lo contrario. "En ese momento, cuando hacía falta apelar a los voluntarios porque no había red, la gente estuvo. Y cada vez que tenemos una catástrofe la gente responde. La conciencia solidaria está presente en la sociedad. Nuestro desafío es fomentarla", finaliza..
Fuente: La Nacion
Link: http://www.lanacion.com.ar/1679132-nuevas-formas-de-ayudar
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